NUEVAS TECNOLOGÍAS Y TERCERA EDAD
Las nuevas tecnologías juegan un papel cada vez más
importante en la vida de las personas gracias a su inmensa evolución y a las
ventajas que nos proporcionan, ya que nos permiten acceder rápidamente a la
información, facilitan nuestro aprendizaje, rompen la barrera de la distancia,
aumentan la productividad y la eficiencia, incrementan la esperanza de vida,
etc. Sin embargo, tenemos que hacernos la siguiente pregunta: ¿Y si no todo el
mundo considera fácil su uso?
A continuación, vamos a hacer una reflexión acerca de una
noticia encontrada en internet sobre la dificultad que tienen las personas mayores
a la hora de realizar gestiones de su día a día utilizando las nuevas
tecnologías. Dicha noticia tiene el siguiente titular:
“Un jubilado español se rebela contra los bancos online y la
discriminación de adultos mayores”.
A modo de introducción y para ponernos en contexto, vemos
que es una noticia de tan solo hace unos días, en nuestro país y que manifiesta
la queja de una persona mayor hacia las nuevas tecnologías a la hora de realizar
gestiones en su banco, algo que debería resultar sencillo. Observamos que hay
una discriminación de tipo indirecta hacia las personas de la tercera edad. La
OMS ha empezado a hablar de “gerontecnología”, o lo que es lo mismo, la
tecnología al servicio de las personas mayores como medio para el avance y no
para discriminar. Es un hecho más que evidente que la inteligencia
artificial está acelerando el edadismo o discriminación por edad.
El principal problema con el que nos encontramos, es que
debido a la digitalización y a la evolución desenfrenada de las nuevas
tecnologías se han ido “cerrando” puertas físicas, dejando casi como única
alternativa la vía online o digital. Por esta razón, cada vez vemos a menos
personas (mayores o no) acudir físicamente a sus oficinas bancarias, teniendo
que realizar cualquier tipo de trámite a través de un dispositivo electrónico,
lo cual crea una tremenda ansiedad debido a la dificultad para su uso. Incluso,
hay personas que no disponen de dichos dispositivos o no tienen a nadie que les
ayude. Las herramientas digitales pueden facilitar la vida de
muchas personas y a su vez ser un tormento para muchas otras. No cabe duda de
que en la actualidad podemos realizar una infinidad de trámites y gestiones a
través de internet, lo que supone un avance en cuanto a la rapidez con la que
se resuelven los procesos. No obstante, ¿qué pasa con esas personas que encuentran
dificultades a la hora de utilizar las nuevas tecnologías? Debemos ponerle
solución entre todos y conseguir que la brecha digital se reduzca de forma
considerable, eliminando así la discriminación hacia este colectivo. Según la
Unión Democrática de Pensionistas y Jubilados en España (UPD), cada vez más
personas mayores utilizan las nuevas tecnologías para hacer sus gestiones
cotidianas pero 3 de cada 10 no pueden llevarlas a cabo, ya sea por falta de
conocimiento o interés o porque no disponen de los medios necesarios. En
ocasiones nos encontramos con personas de edad muy avanzada que viven solas y
que ni siquiera tienen un nivel básico para el uso de herramientas digitales,
por lo que la brecha digital se hace aún más evidente en estos casos. Por otro
lado, no debemos olvidar hablar de los fraudes y estafas que hay cada día a
través de internet y que tienen como víctimas principales las personas mayores.
Por lo tanto, ¿qué soluciones podríamos aportar para
reducir cada vez más esta brecha digital?
Las nuevas tecnologías han venido para quedarse y están cada
vez más en nuestras vidas, siendo inevitable y casi imposible no
utilizarlas. Por ello, tenemos que fomentar de forma paulatina la participación
de este colectivo en el desarrollo de las nuevas tecnologías, para ello sería
necesario escuchar de forma activa las necesidades que presentan
para así poder resolverlas de la forma más eficaz posible para que puedan
desenvolverse y realizar fácilmente las gestiones de su vida diaria. Uno de los
métodos que se podrían utilizar para conocer su opinión y punto de vista sería
la realización de encuestas.
Formar a las personas mayores para el uso
básico de las nuevas tecnologías sería la principal solución para
abordar este problema. Para ello, se deben proporcionar una serie de acciones e
iniciativas para acercar a personas de edad avanzada a las nuevas tecnologías,
como por ejemplo cursos de formación gratuitos en instalaciones completamente
accesibles y personas voluntarias que se comprometan a facilitar la vida de
este colectivo.
Por otro lado, se debe facilitar el acceso a
internet a las personas mayores, prestando especial atención a aquellas que
viven en entornos rurales y no cuentan con los medios suficientes y necesarios
para ello.
Y, por supuesto, que las autoridades y gobiernos se esfuercen
y coordinen planes y acciones para la plena implantación de la sociedad
de la información.
Poniendo en el foco a las entidades bancarias, éstas deben
ofrecer un servicio de mayor calidad para las personas mayores, ofreciendo la posibilidad de que reciban una atención personalizada y en un asesoramiento presencial o por vía telefónica.
A modo de conclusión, podemos decir que no cabe duda de que este problema tenemos que solucionarlo entre todos, movilizándonos para ayudar a las personas mayores y poder así eliminar cualquier tipo de barrera que dificulte la realización de las gestiones de su
vida diaria y puedan desenvolverse de la forma más autónoma y cómoda
posible.
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